UN MES RECORRIENDO AUSTRALIA: MELBOURNE, BRISBANE Y SYDNEY

Febrero de 2023

Despegamos en un nuevo “Vuelo…” y esta vez volamos un poco más lejos de lo normal. 

Actualmente estoy viviendo en Sydney; llegué a finales de noviembre después de haber estado viviendo 13 meses en Dublín. Justo aterricé cuando empezó el verano aquí,…y cómo se agradece un poquito de calor después de un año en tierras celtas.

Os preguntaréis por los motivos que me han traído hasta aquí, y es normal; yo hace un año también le preguntaría a la Paula de hoy “¿Qué diablos haces aquí?” y es que aunque ya haya vivido en Valencia, Londres y Dublín siempre me ha costado mucho salir de casa, separarme de los míos… y nunca, pero NUNCA me hubiese imaginado estar aquí. Pero desde hace ya unos años mi mayor motivación es mi futuro laboral y por él he cruzado el mundo.

Por ello llegué a Sydney y me instalé en la zona de Manly (justo este marzo ha sido nombrada por Tripadvisor la 13º mejor playa del mundo). Manly está situado al norte del centro de Sydney; se puede llegar en Ferry (20 minutos) o en Bus (30 minutos).

Manly cuenta con una gran playa principal que es idónea para la práctica del surf, con dos piscinas rocosas de agua del océano y con varias playas perfectas para el baño y el buceo cómo Shelly Beach, Collins Beach, Store Beach, Little Manly, East Manly Cove, West Manly Cove, Delwood Beach y Fairlight Beach. Además tiene una amplia zona comercial, El Corso. Vamos, el paraíso.

Antes de cada aventura, desde hace ya muchos años, siempre contrato mi seguro de viaje con IATI. Me da tranquilidad saber que, ante cualquier imprevisto, estoy cubierta y puedo disfrutar al máximo sin preocupaciones.

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Bueno; después de esta pequeña introducción entramos en detalles…

Mi pasión por viajar viene de mi familia y allá donde vaya cualquier miembro, el resto de la familia lo visitará. Así que os podéis imaginar que Australia no sería menos y que también me seguirían hasta aquí. De tal forma que han estado por aquí todo el mes de febrero y aunque Sydney ha sido el punto de referencia también hemos visitado:

  • Melbourne 
  • The Great Ocean Road
  • Brisbane
  • The Blue Mountains

Día 1 en The Great Ocean Road:

Después de 4 días en Sydney para adaptarse al jet lag el primer destino fue Melbourne. Desde Sydney puedes llegar en tren, autobús, coche o avión siendo esta última la más cómoda ya que es un vuelo de apenas una hora y en los otros 3 medios puedes tardar unas 10 horas.

Una vez llegamos a Melbourne alquilamos un coche en el aeropuerto para hacer la ruta The Great Ocean Road. Es una carretera de 243 kilómetros entre Torquay y Allansford y a la que dedicamos 3 días haciendo continuas paradas para ver sus pueblitos, naturaleza, playas, koalas, canguros… 

Nuestra primera parada fue en Lorne donde paramos a comer y ver el muelle, el Swing Bridge y las cascadas “Erskine Falls”.

Para llegar a las cascadas hay que adentrarse en coche por un camino de igual nombre con una vegetación preciosa y tras 10 minutos se llega al aparcamiento. Desde aquí se siguen unas claras indicaciones y tras una preciosa bajada se llega a las cascadas. Precioso el camino, la vegetación, la cascada. Es muy fácil el acceso y supone poco tiempo. Merece claramente la pena.

Proseguimos nuestra ruta para ver koalas por primera vez en Kennet River, es una zona donde viven en libertad y si tienes suerte los verás comiendo o durmiendo por los eucaliptos… nosotros solo vimos uno. En este punto tengo que contaros una curiosidad-sospecha: he leído varios “diarios de viajes” de esta zona; en todos ellos hacen referencia de este punto para ver koalas, incluso concretan el árbol en el que se pueden ver.

En efecto, allí pudimos ver un koala adormilado entre un discreto grupo de turistas. Como decía, resulta sospechoso que en el árbol indicado en los “diarios” e incluso en las señales de la zona encontremos al “koala que cubrirá la necesidad de los turistas de ver a este curioso animal en un hábitat natural”. Bueno… quiero decir, que tuvimos la impresión de que el animal está muy motivado para mantenerse en ese sitio. De lo contrario ¿Quién pararía en Kennet?

Nuestra siguiente parada fue la cascada de Carisbrook, pero claro, después de la cascada que vimos en Lorne ésta nos supo a poco, pero aun así es un paseo de 10 minutos también muy bonito.

La última parada del día fue Apollo Bay. Pueblin que escogimos para hacer la primera noche y que es uno de los puntos más conocidos de la ruta ya que combina la ubicación costera con el ambiente bohemio de los lugareños. Cuenta con animados pubs, playas, tiendas de arte y artesanía y actividades de ocio. Nosotros llegamos ya bien entrada la tarde, así que una vez dejamos todas las cosas en nuestro alojamiento fuimos a dar una vuelta por la playa, y comprar comida para la cena y desayuno. Es una gran playa, pero nada excepcional para alguien que ha nacido en el mediterráneo español; lo que sí resulta especial es la fuerza de las olas y el color azul del cielo y mar en el atardecer.

Día 2 en The Great Ocean Road:

Hoy teníamos por delante un largo día de descubrimientos. No éramos conscientes de lo que nos esperaba el día de hoy.

Cogimos el coche y nos fuimos a Wreck Beach. Para llegar tienes que abandonar la carretera B100 (La Great Ocean Road) y meterte por el camino Moonlight Head Road. Es el típico camino en muy mal estado en el que los amortiguadores sufren mucho pero que te ofrece una pequeña aventura de conducción. Puesto que el coche que llevábamos era grandote y de alquiler y a mi me encanta conducir disfruté como una niña.

Tras aparcar el coche empezamos a indagar la zona y nos encontramos con una bajada que tienes que realizar por una escalera de 366 peldaños de madera. Para bajar “Easy peasy lemon squeezy”, ya para subir lo veríamos o sufririamos luego.

Lo más famoso de esta playa son dos grandes anclas varadas. Sin embargo, nosotros dimos un prolongado y solitario paseo, disfrutando del fuerte sonido del mar y de unas piscinas naturales que se han creado en las rocas y no vimos las famosas anclas. Ha sido ahora al repasar nuestros apuntes que nos hemos dado cuenta del detalle. Bueno,… pues a pesar de no verlas el paseo fue una auténtica gozada.

La siguiente parada fue en los Gibson Steps. 86 escalones construidos por Hugh Gibson en unos acantilados de casi 70 metros. Aunque los escalones parezcan lo más importante aquí, solo te hará falta bajar y andar unos 100 metros para ver lo que la naturaleza tiene preparado para ti.

En una gran playa dorada, protegida por una gran pared vertical a un lado y el mar enfurecido al otro aparecen de frente dos pilas de caliza enormes en medio del agua, Gog y Magog. Te dejarán con la boca abierta y ya te van a ir dando una idea de lo que será la siguiente parada… Los 12 apóstoles.

Cuando volvíamos al coche yo subí las escaleras un poco más adelantada y de repente salió una serpiente negra delante de mí. Atravesó el ancho de la escalera con su ondulante movimiento y desapareció. Era la primera vez que veía una y me paré a verla y hacerle un vídeo. Yo estaba encantada con mi bonita compañera de paseo. Ingenua de mí. Pocos días después descubrí en un libro que era la serpiente Tigre, una de las más venenosas.

Después de este gran preámbulo visual nos fuimos a la parada más famosa del Great Ocean Road, los 12 Apóstoles. Aunque en realidad ahora son 8, ya que el noveno apóstol se hundió en 2005. Estas pilas de caliza erosionadas por las olas son uno de los paisajes más espectaculares que he visto.

Era la hora de comer así que decidimos ir a Port Campbell donde haríamos la siguiente noche. Compramos comida, cena y desayuno, y nos fuimos al hotel a comer y descansar.

Tras un breve y necesario descanso, sobre todo para el que conduce, ya que hay que recordar que en Australia como en Reino unido e Irlanda se conduce por la izquierda. Nos fuimos a ver The Grotto que es en parte un arco y en parte cueva, ofrece un lugar tranquilo para disfrutar de las vistas al mar y empaparse de las maravillas que es capaz de hacer la naturaleza. Esta formación geológica se puede contemplar desde arriba o bajar y explorarla.

Y de arco en arco, nos vamos a ver el London Bridge que aparte de estar en Londres también está aquí. Antes de 1990, el Puente de Londres era exactamente eso: un puente que unía el arco de tierra con tierra firme. Obtuvo su nombre por su parecido con su homónimo (con mucha imaginación todo vale). El 15 de enero de 1990 se derrumbó parte de su estructura cayendo al mar. Dejando tras de sí un trozo de tierra aislado en el océano. Sin embargo, no sólo dejó la tierra aislada, sino que dejó trágicamente varados a dos turistas que fueron rescatados en helicóptero.

Loch Ard Gorge, nuestra siguiente parada, es un pintoresco desfiladero que alberga una suave bahía de aguas azules y transparentes, y que está flanqueado por dos acantilados. Las vistas desde arriba son increíbles, pero a pie de playa mejoran. Es un sitio precioso para sentarse un buen rato y desconectar.

Al subir hay un mirador llamado Tom and Eva Lookout. En 1878 un barco se hundió enfrente; solo se salvaron dos adolescentes. Se llamaban Tom y Eva y desde el mirador se ven dos enormes estructuras de caliza que llevan sus nombres.

Y por último, The Razorback, cuyo nombre procede de su estética dentada y estrecha. Este monumento natural es unos de los más impresionantes del Parque Nacional de Port Campbell y el que más nos impresionó.

Cuando volvíamos hacia el coche un movimiento entre las plantas llamó nuestra atención… ¡Un canguro! Habíamos visto por fin uno, qué alegría nos llevamos.

Consejo. Creemos que es importante hacer el recorrido desde el punto más cercano a Melbourne e ir alejándose; nosotros, como ya he dicho, empezamos en Lorne. Y esto lo digo por dos motivos. En primer lugar porque de esta forma conduciremos por el lado de la carretera más cercano al mar, así tendremos mejor visibilidad, y sobre todo, porque el atractivo del recorrido va en aumento. Y de qué forma. Por otro lado, la suerte quiso que tras el descanso en nuestro hotel de Port Campbell las 7 paradas que nos quedaban las hiciéramos empezando por The Grotto, que era el punto más al oeste y acabando en Razorback. Aunque la imagen más conocida del Parque es la de los 12 Apóstoles, ésta no es la más bonita (y creo que no es una valoración personal).

Pero como antes decía Razorback fue lo último que vimos y fue lo que más nos gustó. Las fotos pueden llegar a reflejar más o menos bien las formas y colores, pero la grandiosidad no queda reflejada. Había visto muchas fotos de los diferentes puntos. A pesar de ello nos quedamos sorprendidos. Es inmenso, grandioso. Es un maravilloso colofón para este recorrido único.

En la conversación habitual del repaso del día, además de recrearnos en el espectáculo que habíamos tenido durante el día hicimos una “reflexión viajera” : Cuando se viaja el placer puede venir dado por la belleza del lugar, sus gentes, la originalidad, la historia, el encanto, la magia, la autenticidad… pero hay sitios grandiosos, apoteósicos (estos quizá son los que más valoramos) y mencionamos tres lugares del mundo que estarían dentro de esta última categoría: Iguazú (yo todavía no lo conozco), el Gran Cañón y The Razorback… qué pequeño el ser humano y qué grandiosa la naturaleza. Ayyyy.

Día 3 en The Great Ocean Road y vuelta a Melbourne:

Nos despertamos pronto para volver a Melbourne y devolver el coche de alquiler. Teníamos 3 horas de ruta pero la mitad del viaje fue entre bosques, cuando entramos en autopista hicimos nuestra parada de rigor porque en vacaciones se almuerza sí o sí. Gasolina para dejar el depósito lleno y nos adentramos entre rascacielos. Hemos llegado a Melbourne.

Como era pronto para entrar en el apartamento nos dimos una pequeña vuelta por Swanston St., una de las calles principales, mientras intentábamos ubicarnos en la ciudad y encontrábamos un sitio para comer.

Cuando nos avisaron que nuestro apartamento estaba listo nos fuimos al 568 de Collins Street, uno de los rascacielos de la ciudad y desde nuestro piso 64 nos quedamos impactados con las vistas. Después de acoplarnos y descansar un poco nos fuimos directos a la piscina y jacuzzi del piso 33. Con estos placeres cualquiera quiere volver a su rutina.

Por la tarde intentamos realizar un amplio y rápido paseo abarcando lo más significativo de Melbourne. Hay que decir que el centro de la ciudad y donde se concentra la parte más interesante de ver se encuadra más o menos en un rectángulo de dos kilómetros por uno (por dentro de este rectángulo el transporte público es gratuito). Esta zona es la parte más vital y comercial con grandes avenidas de grandes rascacielos. Además de forma paralela al lado sur del rectángulo discurre el río Yarra con una de sus orillas desarrollada como lugar de ocio y cultura. En la esquina sureste del rectángulo está  St. Federation Square, probablemente el punto de encuentro más famoso de la ciudad.

A las 19.30 había quedado con mi amiga Esther en la estación principal de la ciudad, Flinders Station. Así que justo antes nos dimos una vuelta por el río Yarra y nos hicimos una de las fotos más típicas con el puente Princess Bridge y los rascacielos de fondo.

Para acabar el día cené en uno de los restaurantes con vistas al río con Esther, fue mi compañera en la universidad y ahora está en Melbourne trabajando en su doctorado e investigando. Todo un ejemplo.

Después de ponernos al día y recargar energía, porque no sabéis la ilusión que me hizo el reencuentro y encima en Australia, volví al apartamento paseando por el río.

Día 2 en Melbourne:


Nos dirigimos a la zona de los Docklands que es un barrio portuario muy moderno, lleno de rascacielos. Es muy popular por las tiendas y los restaurantes que hay junto al río, los espacios públicos y toda la zona peatonal. Seguimos andando y llegamos a South Wharf una zona muy parecida a la anterior con restaurantes, tiendas, zonas peatonales amplias y puentes estrafalarios. Hay que destacar bastantes elementos de diseño contemporáneo realmente muy llamativos.

Para la hora del almuerzo fuimos a Queen Victoria Market donde nos volvimos locos comprando souvenirs, porque si hay una cosa que diferencia a Melbourne de Sydney son los precios… Sydney es una ciudad extremadamente cara. Así que las compras mejor hacerlas en Melbourne.

Después de dar una vuelta por los puestos de ropa, souvenirs y otros objetos nos fuimos a la parte de las comidas, allí hay una gran cantidad de puestos con comidas de origen muy variado. Fue muy difícil la elección puesto que se veían muchísimas cosas de aspecto muy apetitoso. Nosotros nos decantamos por unas salchichas alemanas bueniiiiiiísimas y nos las comimos sentados en una de las terrazas del mercado.

De vuelta al apartamento entramos en la State Library Victoria que es la biblioteca pública más antigua de Australia y una de las primeras bibliotecas gratuitas del mundo. Una entrada y unas salas de estilo clásico de grandisima dimensiones. Por supuesto que hay que entrar.

Cogimos el tranvía (en el tramo gratuito). Otra gran diferencia con Sydney donde el transporte no baja de los 3$ por trayecto. Teníamos que ir a casa a por mis cosas ya que yo volaba de vuelta a Sydney por la tarde y el resto de la familia se quedaba dos días más.

Una vez en el aeropuerto me comunican que el vuelo está cancelado, me dan un vuelo para la noche así que como tenia 6 horas me fui al centro con mi familia y decidimos ir al Royal Exhibition Building que es el primer edificio de Australia que ha sido declarado por la Unesco como Patrimonio de la Humanidad y de ahí al barrio bohemio de Fitzroy cuyos bares y restaurantes eclécticos son un reclamo para los más jóvenes de la ciudad. El arte callejero inunda los callejones. Las dos calles principales, Brunswick Street llena de tiendas a la última y locales de ocio nocturno; y Gertrude Street que destaca por sus tiendas de diseño y bellas artes, sus vinotecas y sus restaurantes.

Me tocaba volver al aeropuerto entre bromas de «…a ver si te lo vuelven a cancelar…», «…nos vemos para cenar…».  Allí que me fui, cogí el autobús que por fortuna salía enfrente de nuestro alojamiento y en media hora llegas a la terminal por un módico precio de 24$.

Cuando llegué había una cola inmensa en el mostrador de la compañía y yo ingenua pensando “pobres personas, les habrán cancelado su vuelo como a mí unas horas antes”. Pasé los controles de seguridad, voy a la puerta de embarque y me vuelven a comunicar que mi vuelo se había vuelto a cancelar… pues las pobres personas de las que me lamentaba hacía 15 minutos eran mis compañeros de vuelo. Conseguí un vuelo para la tarde del día siguiente y me fui con mi familia de nuevo.

Pude disfrutar de un atardecer más desde el Airbnb.

Día 3 en Melbourne:

Amaneció en Melbourne y nos fuimos en taxi a Brighton Beach a ver las famosas 88 casetas de colores que me hacía mucha ilusión ver y pensaba que me iba a perder.

Después nos dimos un paseo por la zona, observando las casas y mansiones de la zona hasta llegar a la calle principal de la zona, Church St., que está llena de cafés y tienditas.

Antes de volver al apartamento a comer paramos a dar una vuelta por los jardines botánicos que cuenta con 38 hectáreas de jardines que consisten en una mezcla de vegetación nativa y exótica incluyendo más de 10.000 especies.

Y ahora con un poco de suerte volvía a Sydney.

Día 4 en Melbourne:

Yo ya estaba en Sydney trabajando así que le paso la palabra a mi tío para que os cuente que hicieron esa mañana por la ciudad ya que su vuelo salía por la tarde.

La parte central de Melbourne es una cuadrícula muy fácil de visitar, tanto por su dimensión como por su fácil orientación. Por lo tanto hay que caminar las grandes avenidas dejándose llevar un poco por la corriente humana. Esta te llevará a los puntos más concurridos e interesantes. Pero además de este callejear hay que entrar a las recepciones de los grandes edificios, a los clásicos y modernos. Estos últimos suelen estar diseñados con mucho cuidado y poderío. Hay otros clásicos que son usados como sedes bancarias a las que se puede acceder, por ejemplo en la Collins St 380 hay un precioso edificio neogótico con un salón maravilloso. En conclusión, hay que atreverse a meterse en todos los edificios con buen aspecto.

La gran cuadrícula que dibujan los edificios está completamente ramificada por pequeños callejones que atraviesan las grandes manzanas de los edificios que en su origen servían como espacios traseros o zonas de servicio. Sin embargo hace 40 años aproximadamente hubo un proyecto para recuperar estos espacios y darles vida de tal forma que en la actualidad nos encontramos con unos estrechos y prolongados callejones llenos de vida especialmente por las terrazas y el arte callejero; hay que destacar el callejón dedicado al grupo AC/DC de origen australiano, siendo uno de los más animados, aunque no de los más bonitos.

(Retomo yo la narración)

Cuando salí del trabajo me fui directa al aeropuerto para recoger a mi madre ya que el resto de familia se iba a Brisbane para pasar otros 4 días, así que vuelvo a pasar la palabra. Yo Brisbane no lo conozco pero me planteo ir en los próximos meses a Brisbane, Gold Coast y Byron Bay. Así que seguiré las indicaciones de mi propio Vuelo para conocer esta otra gran ciudad australiana. 

Brisbane (4 días):

La ciudad de Brisbane está situada a una distancia que no llega a 1000 km hacia el norte desde Sydney; dirección contraria de Melbourne. Estudiamos las diferentes formas de transporte, autobús, coche alquilado, pero para nosotros la mejor era el avión: poco más de una hora y 150 euros el vuelo de ida y vuelta (Jetstar; por cierto, el peso máximo del equipaje de cabina, maletita, bolso, mochila y todo lo que lleves es de 7 kilos, la suma de todo. Si te pasas son 65 dólares, 40 euros. Podéis imaginar porqué os lo cuento con tanta seguridad).

Brisbane es la tercera ciudad en cuanto a población de Australia, con algo más de 2 millones de habitantes. Nosotros tuvimos la impresión de que es una ciudad todavía más cuidada y mimada que Sydney y Melbourne, quizá es simplemente que es una ciudad más pequeña y está muy delimitada la zona a visitar. En cualquier caso son tres ciudades donde la calidad de vida es buenísima; así lo atestiguan muchos índices internacionales y cuando se visitan queda muy en evidencia este hecho.

En esta ciudad el eje principal es el Brisbane River y además lo hace con majestuosidad y con mucha coquetería. El río se vuelve loco haciendo giros de manera que la parte turística queda en torno a un tramo del río que dibuja una V. Dentro de la V quedaría la parte de edificios históricos y las nuevas y más llamativas construcciones y en un lateral quedaría la parte lúdico-cultural.

En ese espacio interior de la V se concentran las calles más históricas con algún tramo en el que se suceden edificios en los que los balcones están bellamente decorados con rejas y elementos decorativos de hierro. Algunas de estas calles son peatonales y con muchísima actividad comercial.

Por otro lado están los grandes y nuevos edificios haciendo alarde de grandiosidad y diseño. Es una zona fácil de visitar por ser pequeña, por estar junto al Jardín Botánico  y porque el río aunque lo has dejado a tus espaldas reaparece frente a tí  con su frescura. Hay que entrar al Casino, que es el antiguo edificio Del Tesoro, al Ayuntamiento, con salas de exposiciones y de conciertos, y de forma general a todos los grandes edificios.

Por fuera de esta V que dibuja el río se encuentra la orilla lúdico-cultural que ya mencionaba antes, South Bank. Esta parte tiene su origen en 1988, año en el que se celebró una Exposición Universal y se transformó lo que hasta entonces era zona industrial.  Es un tramo de aproximadamente dos kilómetros en los que han realizado un gran derroche por dar la máxima habitabilidad y calidad a la ciudad. Aquí se combinan grandes museos, zonas ajardinadas, mobiliario urbano, zona de restauración y una gran colección de puentes.

Empezando por el norte de South Bank lo primero que encuentras es la Galería de Arte Contemporáneo. Es gratis y el espacio es muy interesante, a mi personalmente me encantó. La valoración de  las obras expuestas  ya depende del gusto de cada cual. Inmediatamente después y hacia el sur aparece otro gran edificio en el que  está el Centro Cultural y otra Galería de Arte, también son gratis. Los edificios por fuera son grandes moles de hormigón pero muy bien ajardinados, con espacios muy bonitos y con muchas esculturas y fuentes. Además hay constantes vistas hacia el río. Merecen la pena. Si seguimos bajando paralelos al río nos encontramos con el típico letrero de letras gigantes con el nombre de la ciudad. Luego aparece una  gran noria.  Después una bella Pagoda Nepalesa. Un jardín tropical. Otro jardín japonés. Una maravillosa playa artificial de arena en la que te puedes bañar, también gratis.. Mobiliario urbano de diseño, bonito y con algunos elementos muy gozosos (camas elásticas para tumbarte con luces de colores y música relajante).

Por otro lado hay muchos puentes que además de ser acceso al centro de la ciudad adornan el paisaje urbano con mucha gracia. Por supuesto entre todos los puentes destaca el Story Bridge, una inmensa estructura metálica.

En cuanto al transporte la mejor opción sin diferencia es el ferry City Hopper, el rojo. Tiene una frecuencia de cada 30 minutos y además es gratis.

En cuanto al tiempo requerido para ver y disfrutar la ciudad con tranquilidad, yo considero que tres días son suficientes.

Día 1 Sydney:

Ya estábamos todos de vuelta en Sydney. Una ciudad que ya pudieron disfrutar a su llegada durante 4 días así que empecemos desde el principio. Permitidme este salto temporal pero de esta manera evito la división de las explicaciones referentes a Sydney.

Lo primero que hicimos fue coger el Ferry de Manly a Sydney, tarda aproximadamente unos 20 minutos y después de los primeros 10 minutos una vez pasa por Bradleys Head asoma la ópera y el puente de Sydney, y así vieron por primera vez estas dos maravillas. El ferry te deja en Circular Quay en plena bahía, pasando muy muy cerca de ambos.

El primer día como estaban cansados del viaje y con las 10 horas de diferencia horaria decidimos hacer una pequeña primera inmersión en la gran ciudad viendo una de las calles principales, George St. Esta calle es fácil de identificar ya que es por la que pasa el tranvía, fue la calle principal original de tiendas y a día de hoy sigue siendo una de las calles más ajetreadas. Además conecta varios de los edificios y zonas más importantes de la ciudad. Pudieron conocer el edificio Queen Victoria que en su interior tiene unas bellísimas galerías de la época del neorrománico y construido entre 1893 y 1898 actualmente tiene 4 pisos llenos de tiendas comerciales y cafés. Justo al lado está el edificio del Town Hall que se construyó en la década de 1880 con un estilo Segundo Imperio victoriano y es el único edificio no religioso de la ciudad que mantiene su función e interior original.

Justo en la parada del tranvía Chinatown está uno de mis restaurantes Thais favoritos de Sydney, Show Neua Thai, y allí que fuimos a comernos un buen Pad Thai.

Después de esta breve pero intensa primera inmersión por el CBD (central business district) centro de la ciudad, nos fuimos a Manly a descansar. Alguno se durmió y mi madre y yo nos fuimos a disfrutar de la playa y la piscina rocosa.

Para terminar el día y empezando una nueva costumbre para este viaje, cenita en la terraza a la luz de la luna y con el sonido ambiente de los pájaros comunes de la zona, pero muy exóticos y llamativos para nosotros.

Día 2 Sydney:

Otro día que comienza y bien pronto porque el cambio de horario los lleva locos, nos arreglamos y nos vamos a descubrir The Rocks, el barrio más antiguo de Sydney y lugar escogido por los colonos británicos para asentarse. Casas bajitas, fábricas de ladrillo reconvertidas, galerías de arte, locales de música en directo y restaurantes que dan al barrio un ambiente muy bohemio. Así que nos perdimos por sus laberínticas y empinadas callejuelas mientras íbamos a nuestro siguiente punto, Barangaroo.

Barangaroo era antes de la colonización, donde los indígenas australianos pescaban y cazaban en la zona. La zona incluye The Hungry Mile (La milla hambrienta), nombre que los trabajadores portuarios dieron a los muelles durante la Gran Depresión, donde los trabajadores iban de muelle en muelle en busca de trabajo, aunque a menudo no lo encontraban.

En 2003, el Gobierno decidió reurbanizar la zona de instalaciones navieras y estibadoras para dedicarla a oficinas comerciales y zonas recreativas. Esta reurbanización comenzó en 2012 y se espera que esté totalmente terminada en 2023. Esta es una de mis zonas favoritas de la ciudad, además hace poco abrieron en Marrinawi Cove una piscina natural para bañarse en la bahía con el puente de Sydney de fondo.

Si seguimos caminando por Barangaroo nos encontraremos con el Puerto de Darling, otra zona remodelada con edificios muy modernos, paseos y plazas anchas con fuentes, espacios de juegos para niños, restaurantes, cafés… No te puedes perder el Tumbalong Park y Darling Square. En este paseo te irás adentrando en el barrio chino hasta llegar a Paddy’s Markets, el mejor sitio para comprar souvenirs en Sydney.

Era la hora de comer por lo que comimos en el barrio chino y nos volvimos a Manly a descansar un poco y a prepararse para una tarde de playa y snorkel en Shelly Beach.

Día 3 Sydney:

Amanecía en Manly y hoy al ser fin de semana había puestos callejeros, así que fuimos a dar un paseo por la playa y por el Corso, una cervecita fresquita para unos y un açai bien fresquito para mí mientras veíamos a la gente paseando y comprando en los puestitos. El plan para hoy era de “reposamiento” así que después del paseo fuimos a casa a hacer una paella o intento de ello, porque no es fácil conseguir azafrán en este país. 

Por la tarde decidimos ir a otras de las playas que hay en Manly, Collins Beach.

El día siguiente era cuando viajabamos a Melbourne, así que damos otro salto y seguimos con el Vuelo con los días siguientes a nuestra vuelta a Sydney.

Día 4 Sydney:

Los próximos 4 días los pasé con mi madre ya que el resto de la familia se encontraba en Brisbane. Yo trabajaba por las mañanas y mi madre aprovechaba para ir a la playa y a pasear por Manly, y cuando salía nos encontrábamos para seguir con la aventura. 

Así que eso hicimos, quedamos en la parada del autobús para ir al centro comercial Brookvale, por fuera dices “es un poco feo, parece una fábrica” pero por dentro es increíble, todas las tiendas que te puedas imaginar, restaurantes, tres supermercados inmensos… Aprovecho para deciros dónde comprar si venís a Australia. Coles, Woolworth y Aldi son los tres supermercados por excelencia pero los dos primeros son los que encontrarás con más facilidad en sus versiones express con el nombre de Coles y Metro. Son más caros que Aldi, pero con productos de gran calidad; también cuentan con su marca propia en muchos de los productos y es más económica. Yo me quedo con Woolworth por la calidad de la comida, además al final del día puedes encontrar descuentos.

Así que comimos en un restaurante Thai, hicimos un recorrido por las tiendas y pecamos un poco.

Al llegar a casa dejamos la compra y nos fuimos a pasear por North Head, que es la península que sobresale en Manly, y a ver el atardecer desde Collins Beach.

Día 5 Sydney:

Nuevo día y yo ya sentía que empezaba la cuenta atrás para que mi madre volviese a casa y la pena me iba invadiendo, no dejándome disfrutar del todo… y es que este sentimiento es difícil de explicar, tienes que vivirlo para sentir cómo se te rompe el corazón en cada despedida y tienes que volver a reconstruirlo una vez se han ido. Mucho más difícil se me hace a 18.000km de distancia, con un cambio de horario de 10 horas en el que la mayor parte del día la hago cuando en España duermen y viceversa, que la conversaciones de whatsapp no tienen continuidad, que nunca va bien para hacer videollamadas porque es difícil cuadrar horarios, cuando parece que vives en otro mundo, y que si antes sentías lejos a tu familia y amigos ahora se triplica… además en un país al que me vine sola. Por eso creo que esta experiencia es el mayor obstáculo/reto que he encontrado en mi vida hasta el momento, al que cada día intento ganarle un poquito de terreno para que cuando esta experiencia acabe haya podido dejarlo k.o. Y es que después de esto el mundo se me hace pequeño y me veo capaz de conseguir todo lo que me proponga. Así que esto ya no va de mejorar mi inglés, de ganar experiencia profesional; sino que es algo mucho más grande de lo que pensaba, que me marcará de por vida y me hará más fuerte.

Mi madre decidió venir a mi trabajo y como las oficinas están enfrente de la playa, pasaría allí la mañana y comeríamos juntas para así cuando terminase irnos juntas. 

Decidimos ir a Maccallum Pool, en Cremorne Point, es una piscina de 33 metros situada junto al puerto con unas magníficas vistas del puente y de la Ópera. Esta piscina está siempre abierta y solo se cierra para limpiarla un día a la semana que suele ser los jueves.

Para terminar el día y no perder la costumbre cenita en la terraza de casa viendo el atardecer. Contemplar un atardecer tiene el poder de cambiarte el estado de ánimo, de hacerte ver el lado hermoso de la vida. Un atardecer feliz no termina con el día, genera un recuerdo feliz que quedará siempre contigo. Y ahora no hay atardecer que no me recuerde a ellos.

Día 6 Sydney:

El día amaneció con tormentón y si hay una cosa que no me esperaba de Australia es que fuese tan lluvioso y tuviese tantas tormentas eléctricas, llueve casi todas las semanas y hasta varios días seguidos en pleno verano. Así que a mi madre no le quedó más remedio que quedarse en casa, pero por suerte cuando salí del trabajo amainó y pudimos seguir descubriendo las Northern Beaches.

Para esta tarde elegimos el paseo de Manly a Dee Why pasando por Freshwater y Curl Curl. Un paseo que transcurre por la playa y por pasarelas por encima del agua. Como había sido un día tormentoso era impresionante ver cómo rompían las olas en las rocas.

Día 7 Sydney:

Hoy por la tarde ya nos reencontramos todos y para celebrarlo hicimos una merienda en la terraza con vinitos, quesos y frutos secos.

Decidimos ir a dar un paseo por la playa y coger comida take away y así cenar en una de las muchas mesas que hay en el paseo marítimo. Y es que estos australianos todo lo celebran en la playa por lo que están preparadisimas, con mesas tanto techadas como al aire libre, fuentes de agua, jardines, sombras, zonas de juegos y entrenamiento y hasta barbacoas gratuitas. Una auténtica pasada, además está todo muy cuidado y limpio porque aquí son muy respetuosos, siendo un país con mucha seguridad, poca o nula violencia callejera… La gente deja sus casas abiertas, las bicis sin candar y todo lo que no necesitan lo dejan en la calle para que otra persona pueda darle una segunda vida.

Día 8 Sydney:

Empezaba la cuenta atrás para que mi “mami” volviese a casa, así que me pedí dos días off en el trabajo para exprimirlos al máximo.

Para hoy había preparado una excursión a Palm Beach a donde puedes llegar con el bus 199 desde Manly o con el autobús B1 y luego 199 desde el centro de Sydney.

Palm Beach, o «Palmy», como la llaman los lugareños, se encuentra al final de una larga península, bordeada de olas por un lado y de la tranquila Pittwater por el otro. Sus arenas doradas y aguas cristalinas han inspirado a los ricos de Sídney para construir casas de vacaciones en sus frondosas colinas. 

Lo más típico en Palm Beach es subir al faro de Barrenjoey que se encuentra a 91m sobre el nivel del mar y que si has visto la serie Home and Away puede que lo reconozcas, ya que la serie está grabada en Palm Beach. El nombre proviene de los funcionarios de aduanas que construyeron la ruta para vigilar a los contrabandistas que introducían mercancías en Broken Bay hacia 1850. La ruta de los contrabandistas es más empinada y corta, pero el esfuerzo merece la pena. Nosotros hicimos esta para subir y para bajar dimos un poco más de vuelta, pero parando a hacer fotos en cada mirador. Simplemente espectacular.

Una vez abajo dimos un paseo por la playa hasta la piscina de piedra y así darnos un baño. El mar siempre está muy revuelto y es principalmente utilizado para el surf, aunque durante el día los socorristas marcan las zonas de baño entre banderas, ya que debido a las corrientes no puedes bañarte en toda la playa, solo en las zonas delimitadas para ello.

Volvimos a casa para comer y descansar un poco antes de ir al centro a pasar la tarde y cenar. Yo le regalé a mi tío una entrada para la Ópera de Sydney ya que es un forofo de la música y los conciertos, así que fue a ver Rimsky-Korsakov’s Scheherazade mientras los demás nos dimos una vuelta por el CBD que estaba en pleno apogeo y pudieron disfrutar del ambiente nocturno de terrazas y restaurantes del centro. Aunque para cenar elegimos uno de los pubs más antiguos de Sydney que se encuentra en The Rocks. Mientras cenábamos mi tío nos contó con lujo de detalles cómo había vivido y sentido el concierto. Nos contaba asombrado como el pianista tocaba solo con la mano izquierda una obra que Ravel escribió para Paul Wittgenstein, un veterano de guerra que había perdido un brazo, una obra épica, un triunfo del arte que no pone límites a la expresión y que mi tío vivió y escucho con los pelos de punta.

Volvimos a Manly en el ferry para ver la ciudad de noche con todas sus luces.

Día 9 Sydney:

Ahora sí, último día de mi madre por las antípodas. Para hoy teníamos una excursión por el paseo costero de Cogee a Bondi, son unos 7km aptos para todos los públicos.

Cogee es un barrio costero con una amplia playa ideal para nadar y hacer surf, además cuenta con una piscina natural. Justo antes de empezar nos sentamos en una de las amplias cafeterías con terraza para almorzar.

Una vez empezamos a andar, dejamos Cogee atrás y nos encontramos caminando por un mirador de rocas hacia nuestra próxima parada, Gordon’s Bay. Bien puede recordar a nuestra Menorca, es un rinconcito ideal para hacer snorkel entre sus aguas turquesas.

Seguimos andando al lado del océano pacifico asombrados por las casas o mansiones de nuestra izquierda y la inmensidad del océano a nuestra derecha hasta llegar a Clovelly. La playa de Clovelly está pensada para los que quieren tomar el sol y bañarse con todas las comodidades sin llenarse de arena, ya que es de cemento. Rodeada de cafés y restaurantes.

Seguimos nuestro camino a Bondi y de repente nos encontramos con el cementerio de Waverly. No nos lo esperamos, te quedas entre perplejo y asombrado.

Justo después del cementerio viene Bronte, sin duda una de mis playas favoritas de los suburbios del este; por cierto, el término “suburbio” aquí significa zona de la afueras, sin connotaciones socioeconómicas. Una piscina rocosa espectacular, donde el agua cae en forma de cascada al mar y justo al lado, las rocas de la playa crean una piscina natural de aguas cristalinas dentro del océano que la hacen idílica para el baño. Otra cosa que sorprendió a mi familia es lo preparadas que están las playas para la gente, muchas sombras, mesas, duchas, zonas para niños… Después de remojarnos y descansar seguimos con la hazaña.

Ya quedaba poco para Bondi, de hecho ya se podía avistar. La playa de Tamarama era nuestra siguiente parada, una playa más pequeña llena de surfistas y aprendices.

Y ya casi casi finalizando la ruta nos encontramos con Mackenzies Point donde el sonido del mar chocando con las rocas es un regalo.

Y ahí estaba Icebergs Club y Bondi en el horizonte. Icebergs es un club privado fundado en 1929, al que puedes entrar pagando 8$ por día, y la imagen de sus piscinas con el mar es una de las fotos más conocidas de Australia.

El ambiente de Bondi me recordó a Manly, lifestyle, culto al cuerpo, comida sana, tiendas y restaurantes muy cuidados… 

Después de comer en Bondi y antes de volver a casa, cogimos un autobús para ir al outlet que tiene New Balance en Alexandria para hacer las últimas compras.

En conclusión hay que decir que el paseo es maravilloso. Los azules del cielo y el agua son tan intensos como bellos. Las infinitas tonalidades ocres y formas de las rocas son constantes. Un imprescindible.

Día 10 Sydney:

Toca despedirse… aun siento la pena al escribir esto y recordar como una parte de mí volvía España, y los 18 días juntas habían volado. Y muchas veces te culpas de ‘podría haberlo disfrutado más’, pero sin duda lo has hecho. Y es que tengo una relación muy cercana con mi familia y sobre todo con mi madre que, como comentaba al principio, hace que me cueste más irme de casa. Ese pequeño handicap que me hace más fuerte, que me apoya e impulsa a conseguir todos mis objetivos; porque sé que están a mi lado en cada paso.

Pero aún me quedaba una semana más con parte de mi familia para seguir disfrutando, descubriendo y comiendo muuuuy rico porque si hay una cosa mala en Australia es la comida, no es que esté mala es que no tienen la variedad que tenemos en España, ni una dieta como nosotros tenemos la mediterránea… Su comida típica es un perrito caliente a la barbacoa, que no es por desmerecerlo, que a mi me encanta, pero no tienen esa cocina cuidada como nosotros. No pierden mucho tiempo cocinando, vaya. En Dublín aun lo salvaba un poco llevándome comida de España, pero aquí no puedes entrar nada, ni cebolla rallada.

Aprovechamos el día para desplazarnos a Maroubra y conocer su piscina natural.  Los afloramientos rocosos y los acantilados que la coronan la convierten en un lugar espectacular. Tiene una longitud aproximada de 30 metros, con una forma rectangular y varios puntos de entrada. Con marea alta, las olas rompen espectacularmente en la orilla de la piscina. Con marea baja, la piscina está bastante tranquila.

Día 11 Sydney:

Por la mañana estuvimos haciendo un poco de faena en casa, jardinería en la terraza, lavadoras y lectura. Para comer nos fuimos al centro comercial del que hablaba en el día 4 y nos pusimos ‘finos’ de indio ¡qué delicia! Y siempre que como indio me acuerdo de esta anécdota: mi tío no nos quería llevar a mi madre y a mi a la India porque decía que no comeríamos, que no nos gustaría… y con esa excusa de la comida nos tuvo años sin llevarnos y cuando nos llevó, nos encantó. Algún día decía él “hoy descanso de indio y nosotras no, no, queremos indio”. Ahora la comida india es una de mis favoritas.

Volvimos a casa para hacer un poco de siesta, cambiarnos y directitos a la playa. Y esto me encanta de Sydney, que tiene de todo. Tanto parques naturales, como playas paradisíacas, como un centro de negocios lleno de rascacielos… Es una ciudad que te ofrece TODO.

Día 12 Sydney:

Era lunes y yo tenía que trabajar, pero cuando salí nos fuimos directos a hacer el paseo que hay de Manly al Spit Bridge. Un paseo que auna montaña y playa en un recorrido de 10km.

Nos llevó mi amigo Jamie, es neozelandés pero lleva más de 10 años en Sydney. Es un forofo del deporte y se conoce el camino de ‘pe a pa’ así que nos llevó por caminos secretos para conocer a fondo la zona. No pudimos hacer el paseo entero porque nos cayó la noche, pero lo que vimos nos dejó impresionados.

Día 13 Sydney:

Para el día de hoy no habíamos planteado nada interesante ya que yo trabajaba y por la tarde tenía club de corredores, pero cuando íbamos a salir de casa empezó a caer una de las típicas tormentas australianas así que nada, nos quitamos los zapatos y la observamos desde el salón.

Mi familia por la mañana fue a ver los museos de Arte Contemporáneo y el Museo de Sydney. Los dos están muy cerca de la Ópera House.

Día 14 Sydney, Blue Mountains:

Como este día y el siguiente eran los últimos que estaban aquí, pedí dos días off para disfrutarlos al máximo y nos fuimos a las Blue Mountains.

Por la mañana nos fuimos a la estación Central para coger un tren directo a Katoomba donde pasariamos la noche, el hotel era el Hotel Blue que nos permitia estar cerca de la estación y de la calle principal, como del parque Nacional. Además teníamos un autobús en la puerta que también hacía este recorrido.

Nada más llegar comimos y nos fuimos a ver las cascadas de Katoomba, pero antes una pequeña introducción de las Blue Mountains.

Las Montañas Azules es una región al oeste de Sídney conocida por sus espectaculares paisajes. Acantilados empinados, bosques de eucaliptos, cataratas… Katoomba es una ciudad importante del área, limita con el Parque nacional Montañas Azules y los senderos de excursionismo. Y desde su Echo Point que estaba a 15 minutos de nuestro hotel se tienen vistas de los distintos niveles de la formación de arenisca, Tres Hermanas.

El lugar es perfecto para hacer trekking ya que cuenta con más de 140 kilómetros de senderos, y tienen una ruta de senderismo para todos los gustos. 

Y volviendo a las cascadas, fueron espectaculares ya que por buena o mala suerte nos tocó un tiempo bastante invernal con lluvias y niebla. Y caía muchísima agua por la cascada. Seguimos por el paseo de las cascadas a las 3 hermanas pero debido al tiempo había mucha niebla y no podíamos ver nada, pero aun así el paseo nos encantó.

Dimos por terminada la ruta por hoy ya que la niebla no cesaba, queríamos hacer el Scenic World que son unos teleféricos que te muestran la inmensidad de las Blue Mountains, pero con la niebla no valía la pena. Así que nos fuimos al centro del pueblo a ver las tiendas, las casitas y el ambiente y para cenar elegimos  un thailandes.

Día 15 Sydney, Blue Mountains:

Nos levantamos pronto para ver si podíamos ganarle la batalla a la niebla y lo conseguimos, pudimos ver las 3 hermanas y la inmensidad del parque nacional, volvimos a ver la cascada del día anterior pero esta vez con menos fuerza ya que no llovía. Y para cuando llegamos a los teleféricos la niebla volvió a aparecer… así que nos quedamos con las ganas.

Decidimos volver a Sydney para la hora de comer y nos dimos un paseo por Oxford Street, calle central del barrio gay, ya que Sydney este año era la ciudad elegida para celebrar el World Pride y así pudimos ver todo el ambiente, decoración y fiesta.

Y hasta aquí, volvimos a casa para preparar maletas, hacer nuestra última cena bajo la luz de la luna y empezar a pensar en nuestro próximo reencuentro por el mundo. Se acabó.

Día 16 Sydney:

Nos despedimos para poder reencontrarnos. Toca empezar a soñar con un nuevo destino y con estar todos juntos de nuevo.


Espero que os haya gustado este Vuelo, un poco más personal. Está claro que si vienes de turismo a Australia montas el viaje de otra forma, pero aún así espero que os sirvan todas las localizaciones y consejos. De todas formas os he dejado en el Día 1 de Sydney un mapa con todas las localizaciones (Apple Maps link) (Google Maps link).

Aquí algo de información práctica:

  • 1 euro es igual a 1.6 dólares australianos.
  • Costes habituales en 2023 y en zonas céntricas:
    • Café con pasta 8$
    • Cerveza 9$
    • Bus, tranvía, tren 2.75$-5.05$ y los fines de semana y festivos un poco más económico (Sydney)
  • Tren del aeropuerto a la ciudad 20$ (Sydney)
  • Vuelo Sydney – Melbourne 150$
  • Vuelo Sydney – Brisbane 165$
  • Hotel en el centro de Sydney 225$ (precio por noche para 2 personas)
  • Hotel en el centro de Melbourne 200$ (precio por noche para 2 personas)
  • Hotel en el centro de Brisbane 200$ (precio por noche para 2 personas)
  • Alquiler coche 60$ (precio por día)

La aventura vale la pena

Aristóteles

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3 comentarios sobre “UN MES RECORRIENDO AUSTRALIA: MELBOURNE, BRISBANE Y SYDNEY

  1. Gracias Paula!!!!
    Cuando describes el viaje ….me adentro!
    Me encanta que crezcas viajando sabiendo qué los tuyos te esperan o sé agregan!!!!! Qué seas muy feliz en el país qué sea!!!!
    Un abrazo!!!!!

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